Nos encontramos a un año y medio desde que la Organización Mundial de la Salud declaró como pandemia el brote de Covid-19. Desde entonces, el turismo ha sido uno de los sectores con mayor afectación, pasando de ser una industria con una contribución al PIB global del 10.4% en el 2019 al 5.5% en 2020, hasta haber llegado a una perdida de 62 millones de empleos directos e indirectos y tener una caída a nivel global superior al 75% en viajes internacionales, según información del WTTC.
México no ha sido ajeno a la situación del Covid-19 en materia turística, sin embargo al cierre del año 2020 en comparación a otros países, presentó una afectación menor con una diminución en la llegada de turistas internacionales en torno al 44.3%, respecto al 2019.
Lo anterior, guiado por la falta de restricciones impuestas por el gobierno en cuanto a movilidad hacia el país tanto en turismo nacional como internacional, y sumado a una falta de apoyo por parte del gobierno federal hacia el sector (a diferencia de otras potencias turísticas). Esto ha forzado e incentivado a la iniciativa privada y a los gobiernos estatales a buscar una apertura con mayor rapidez, a reinventar su operación, a adaptarse y no tomar las cosas con calma. De manera coyuntural, dadas las circunstancias de movilidad y restricciones en otros países, México pasó a ser el tercer país más visitado por viajeros internacionales en el año 2020.
Sin duda el 2021 viene acompañado de aprendizajes y buenas prácticas que por necesidad, quienes forman parte del sector han reinventado durante los peores momentos de la pandemia, sin embargo, esto ha generando eficiencias operativas y de costos que permiten mejorar los márgenes del punto de equilibrio operacional en momentos complicados.
Ahora, pasando al turismo de negocios y reuniones, la historia es diferente, pues desafortunadamente la decisión de viajes depende de factores y regulaciones corporativas. Que si bien, es claro que empieza a notarse una lenta recuperación en algunos sub-segmentos y mercados, se proyecta que no se alcancen los niveles del 2019, hasta el 2024. Es importante mencionar que este segmento representa en la mayoría de las aerolíneas el 10% de los asientos de avión a nivel global y genera aproximadamente el 60% del ingreso total, por lo que existe confianza en que esto regresará conforme vaya avanzando el panorama económico global y los grandes corporativos noten una disminución en el riesgo de contagio para sus colaboradores.
La confianza en el sector y la relevancia del mismo en México, sigue generando oportunidades de inversión. La propia actividad de transacciones en el mercado durante 2020 y 2021 lo demuestra, así como las grandes cadenas hoteleras que mantienen sus planes de expansión, apertura de nuevas marcas, remodelaciones, transacciones de compra-venta y reposicionamiento de activos.
También es importante considerar la llegada de nuevos jugadores que apuestan por México y su posicionamiento como uno de los destinos turísticos más importantes a futuro. No hay que subestimar la calidad del producto mexicano en materia turística, ni la derrama en la cadena de valor a otras industrias que este genera.
El apoyo de las instituciones financieras y el trabajo constante en el entendimiento del negocio turístico será clave para generar una recuperación dinámica y fomentar el turismo de calidad para seguir posicionando a México a nivel mundial.
Nota escrita por: Manuel Muñoz, Director de Hotelería y Turismo en Banco Sabadell, publicada por Forbes México.
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