En los últimos años la importancia de contar con una cultura de diversidad e inclusión en las empresas, se ha vuelto parte de la agenda, pero realmente, ¿qué implica esto?
Hablar de diversidad e inclusión implica reconocer que cada persona cuenta con habilidades y características personales que los hacen únicas y únicos que tanto las personas como las empresas deben contemplar. En cuanto al ámbito laboral, es importante que las políticas, prácticas y actitudes sean congruentes con lo que realmente implica ser diversos e inclusivos.
Para llegar a ser una empresa que practique y fomente estos dos conceptos, es importante que todas y todos los colaboradores se sientan valorados y respetados en su individualidad y tengan la libertad de ser quienes son. Al lograr esto, el clima laboral será favorecido e irá evolucionando hacia un espacio cada vez más colaborativo, creativo e innovador que a su vez irá fomentando una cultura resolutiva con mayores opciones y diferentes puntos de vista que enriquezcan la forma de hacer las cosas y enfrentar los retos.
Es importante reconocer que todas y todos tenemos sesgos que nos llevan a inferir sobre otras personas a primera vista. La deconstrucción es un trabajo individual que implica cuestionarnos y replantearnos actitudes y pensamientos arraigados. Identificarlos y trabajarlos no es nada fácil, pero si comenzamos con pequeños cambios individuales, podremos generar un gran impacto.
Algunos de los sesgos más comunes suelen ser:
- Edad, raza o etnia, nacionalidad, discapacidad, situación socioeconómica, ideología política, religión, sexo, orientación sexual e identidad de género, estado civil, apariencia personal y enfermedad.
Para llegar a formar núcleos multiculturales y multidisciplinares es importante brindar y contar con apoyo y formación necesaria para que todas y todos podamos desempeñarnos en un puesto de trabajo que vaya de acuerdo a nuestros intereses. Y aquí, entender el valor humano de todas las personas abrirá puertas que nos ayudarán a erradicar la desigualdad y seguir fomentando espacios de empatía y entendimiento.
No hay fórmulas mágicas, si nosotros cambiamos y nos replanteamos ciertas actitudes, podremos ser parte de una cadena de valor que se multiplique para realmente marcar una diferencia. Y esa, es realmente la fórmula a seguir.
Artículo escrito por Carla González, Especialista en Talento y Cultura.
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